Reims, 4 de julio de 2020
El Independence Day, la fiesta nacional de los Estados Unidos conmemora la declaración de independencia estadounidense, el 4 de julio de 1776. Es la ocasión para analizar una antigua etiqueta Chanoine Frères conservada en los archivos de la Casa. ¿Qué significa el estandarte estrellado y la mención “goût américain” (sabor americano) que en él aparece?
El champagne a la conquista del mundo
Es posible fechar esta etiqueta y el collarete que lo acompaña a probablemente a finales del siglo XIX, comienzos del XX. En esta época, y ya desde 1850, el champagne se exporta con gran éxito. Los mercados extranjeros son claramente más importantes, entre tres y cuatro veces superior en función de los años, que el mercado doméstico nacional.
Los comerciantes de Champagne aprovechan plenamente la expansión económica y la revolución de los transportes — ferrocarril y navegación a vapor — para extender sus expediciones por el mundo. ¡En barco de vapor bastan ocho días para el trayecto Le Havre a Nueva York! Y en este contexto dinámico, el champagne conquista su posición como símbolo universal del éxito y el estilo francés.
Los primos Eugène y Louis-Amand, hijos respectivos de los hermanos Jean-Baptiste y Jean-Louis Chanoine a quienes sucedieron en 1855, exportan lo mejor de su producción hacia los principales mercados, que son entonces Inglaterra, Bélgica, los Estados Unidos, Alemania y Rusia.
El sabor americano, una cuestión de dosificación
Puesto que se trata de un producto de exportación y de lujo, el champagne presta mucha atención a las preferencias de sus diferentes clientelas extranjeras. Para responder a la variedad de las demandas, los comerciantes de Champagne adaptan su producción: a finales del siglo XIX existe así un sabor inglés, un sabor francés, un sabor alemán, un sabor ruso y un sabor americano.
Estos sabores vienen determinados por el licor de expedición de azúcar añadido en el momento denominado “dosificación”, justo después del degüello y antes del encorchado del champagne. Las diferencias de sabor son muy marcadas de un mercado a otro.
Los rusos prefieren un champagne “dulce”, muy azucarado, que beben helado. Franceses y alemanes de la Belle Époque prefieren los champagnes con una dosificación entre 15 y 25 g de azúcar por litro.Los británicos, por su parte, son aficionados a un champagne no demasiado dulce, muy cerca a lo que en la actualidad denominamos un Brut, incluso un Extra Brut.
Mientras que el sabor americano, dosificado entre 10 y 15 g/l, se sitúa entre los sabores ingleses y franceses. Y es así como la Casa Chanoine Frères elabora una cuvée especialmente destinada a su clientela norteamericana, con un etiquetado que reviste claramente sus colores.